jueves, 14 de febrero de 2013

Libros

Casi siempre que voy en metro suelo llevar algo para leer, pero hoy se me ha olvidado. En ocasiones, mientras me dedico al placer de la lectura, mi mente decide fantasear sobre otras cosas, por frases o palabras que leo y me recuerdan alguna vivencia, conversación o cualquier otro suceso, real o ficticio. Para los demás viajeros, yo sigo enfrascada en la lectura, pero ya no estoy con ellos en el subterráneo. En cambio, hoy se me ha olvidado llevar algo para leer. He intentado fantasear para entretenerme durante el trayecto, pero no sabía donde mirar, y, si cerraba los ojos, tampoco funcionaba. Parece que los libros con su sola presencia, inspiran a mi mente. Me gusta pensar que tienen una esencia que me lleva a otros lugares, que el solo hecho de tener palabras delante de los ojos ya despierta mi imaginación. Los libros tienen un alma imperceptible, pero, cuando no están, se nota.


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